El pie
diabético
La Diabetes
Mellitus es una enfermedad metabólica, crónica, que involucra a una glándula
llamada páncreas que secreta al duodeno una sustancia llamada insulina que es
la responsable del aprovechamiento de la glucosa (azúcar), por las células para
la energía necesaria para su funcionamiento.
Cuando esta
enfermedad no es correctamente controlada, su descompensación comienza a
ocasionar disturbios en el organismo, que medicamente se llaman complicaciones,
como son trastornos en la retina llamada retinopatía diabética, o en los
nervios periféricos que se conoce como neuropatía diabética, y el otro
trastorno muy conocido que se llama pie diabético.
El
pie diabético, según el Consenso Internacional sobre Pie Diabético, es una
infección, ulceración o destrucción de los tejidos profundos relacionados con
alteraciones neurológicas y distintos grados de enfermedad vascular periférica
en las extremidades inferiores que afecta a pacientes con diabetes mellitus.
Esto
sucede cuando el paciente diabético que por su indisciplina no logra controlar
los niveles óptimos de la glucosa hasta 140 mg %, entonces se produce el
trastorno circulatorio y neurológico que termina con una úlcera infecciosa en
los miembros inferiores. Por lo tanto, es importante hacer hincapié que no debe
confundirse "pie diabético" con el pie de una persona diabética, ya
que no todos los diabéticos desarrollan esta complicación que depende en gran
medida del control que se tenga de la enfermedad, de los factores intrínsecos y
ambientales asociados al paciente y en definitiva del estado evolutivo de la
patología de base.
La
causa primaria que hace que se llegue a padecer un pie diabético está en el
daño progresivo que la diabetes produce sobre los nervios, lo que se conoce
como neuropatía. En los diabéticos, la afectación de los nervios hace que se
pierda la sensibilidad, especialmente la sensibilidad dolorosa y térmica, y que
los músculos se atrofien.
Al
perder la capacidad de sensibilidad, sobre todo la dolorosa, es la que promueve
la producción de las úlceras, llamadas úlceras diabéticas; que se producen
cuando la persona como ha perdido la sensibilidad dolorosa en los pies puede
tener alguna piedrecita en el zapato y no sentirla y ocasionar por el roce una
herida que por mala circulación se convierte en úlcera y se transforma con la
evolución en pie diabético.
Complicaciones
vasculares
La
isquemia, no es más que la deficiencia de riego sanguíneo de determinad tejido o
sufrimiento tisular derivado de la insuficiencia arterial, que es frecuente en
los diabéticos, como consecuencia del daño que sufren los vasos sanguíneos a
causa de la enfermedad por la gran cantidad de “azúcar” que circula en la
sangre, ya que no han podido ser absorbidas por las células por la deficiencia
de la insulina. Las arterias tienen la función de aportar nutrientes y oxígeno
a las células para que éstas funcionen correctamente. El pie es una zona de
riego comprometido por su distancia al corazón y si a esto sumamos el daño que
sufren los vasos sanguíneos, podemos imaginar que la circulación arterial del
pie se vea ampliamente disminuida. Con ello se producen importantes trastornos
tróficos, es decir, de la "alimentación de los tejidos", incluyendo
debilidad de la piel, sequedad y otras alteraciones de las uñas, el vello.
Además,
la insuficiencia arterial no solo provoca un sufrimiento de las células y de
los tejidos que las componen, sino que además implica que la respuesta
inflamatoria, que también depende del flujo circulatorio, se vea disminuida.
Las arterias son responsables de llevar los materiales necesarios para que un
tejido se regenere, de modo que si se forma una herida, ésta difícilmente
cicatrizará. A través de las arterias es como los medicamentos alcanzan las
distintas partes del organismo, así que si un paciente diabético sufre una
infección en el pie y el riego circulatorio está disminuido, el éxito del
tratamiento farmacológico sistémico (por vía oral principalmente) se reduce
potencialmente porque el medicamento llega con mucha dificultad a la zona en la
que tiene que actuar, si bien debe instaurarse aun asumiendo el riesgo de que
no sea eficaz. Por otro lado, el tratamiento local, es decir, sobre la misma
herida, resulta fundamental aunque por desgracia, dadas las dificultades añadidas,
no siempre sea suficiente.
Complicaciones
de las úlceras
Las
úlceras requieren todos los cuidados podológicos y médicos que estén al alcance
del paciente, ya que no solo no se resuelven espontáneamente, sino que tienden
a agravarse, llegando en muchos casos a gangrenarse, lo que obliga a ejecutar
amputaciones parciales o incluso totales de las zonas afectadas. Se estima que
las complicaciones derivadas de la diabetes son la principal causa de amputación
no traumática en el mundo. La suma de falta de riego sanguíneo con la
acumulación de toxinas derivadas del metabolismo infeccioso pueden facilitar la
aparición de fenómenos necróticos; dicho de otro modo, pueden provocar que
determinadas zonas de tejido mueran. Si ese tejido muerto no es eliminado
correctamente puede provocar la liberación de toxinas en sangre que acaben por
ocasionar una gangrena del miembro. La gangrena es subsidiaria de un único
tratamiento posible: la amputación o la muerte (si es que alcanza el sistema
circulatorio a niveles superiores).
Estas
ulceras que se forman en los pies de los diabéticos, se clasifican según el
grado de la afección y el tratamiento del mismo, va a depender del grado en que
se encuentre la clasificación de la úlcera.
Nuestra
recomendación es que siempre debe ser el tratamiento de elección la prevención:
primero hacer un diagnóstico temprano de la diabetes; segundo, asistir a la
consulta médica regularmente, hacerse los exámenes correspondientes, mantener
la dieta adecuada, y hacer los ejercicios diarios y es muy importante la ingesta
de líquidos.
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