miércoles, 16 de septiembre de 2015

EL PIE DIABETICO



El pie diabético
La Diabetes Mellitus es una enfermedad metabólica, crónica, que involucra a una glándula llamada páncreas que secreta al duodeno una sustancia llamada insulina que es la responsable del aprovechamiento de la glucosa (azúcar), por las células para la energía necesaria para su funcionamiento.
Cuando esta enfermedad no es correctamente controlada, su descompensación comienza a ocasionar disturbios en el organismo, que medicamente se llaman complicaciones, como son trastornos en la retina llamada retinopatía diabética, o en los nervios periféricos que se conoce como neuropatía diabética, y el otro trastorno muy conocido que se llama pie diabético.
El pie diabético, según el Consenso Internacional sobre Pie Diabético, es una infección, ulceración o destrucción de los tejidos profundos relacionados con alteraciones neurológicas y distintos grados de enfermedad vascular periférica en las extremidades inferiores que afecta a pacientes con diabetes mellitus.
Esto sucede cuando el paciente diabético que por su indisciplina no logra controlar los niveles óptimos de la glucosa hasta 140 mg %, entonces se produce el trastorno circulatorio y neurológico que termina con una úlcera infecciosa en los miembros inferiores. Por lo tanto, es importante hacer hincapié que no debe confundirse "pie diabético" con el pie de una persona diabética, ya que no todos los diabéticos desarrollan esta complicación que depende en gran medida del control que se tenga de la enfermedad, de los factores intrínsecos y ambientales asociados al paciente y en definitiva del estado evolutivo de la patología de base.
La causa primaria que hace que se llegue a padecer un pie diabético está en el daño progresivo que la diabetes produce sobre los nervios, lo que se conoce como neuropatía. En los diabéticos, la afectación de los nervios hace que se pierda la sensibilidad, especialmente la sensibilidad dolorosa y térmica, y que los músculos se atrofien.
Al perder la capacidad de sensibilidad, sobre todo la dolorosa, es la que promueve la producción de las úlceras, llamadas úlceras diabéticas; que se producen cuando la persona como ha perdido la sensibilidad dolorosa en los pies puede tener alguna piedrecita en el zapato y no sentirla y ocasionar por el roce una herida que por mala circulación se convierte en úlcera y se transforma con la evolución en pie diabético.
Complicaciones vasculares
La isquemia, no es más que la deficiencia de riego sanguíneo de determinad tejido o sufrimiento tisular derivado de la insuficiencia arterial, que es frecuente en los diabéticos, como consecuencia del daño que sufren los vasos sanguíneos a causa de la enfermedad por la gran cantidad de “azúcar” que circula en la sangre, ya que no han podido ser absorbidas por las células por la deficiencia de la insulina. Las arterias tienen la función de aportar nutrientes y oxígeno a las células para que éstas funcionen correctamente. El pie es una zona de riego comprometido por su distancia al corazón y si a esto sumamos el daño que sufren los vasos sanguíneos, podemos imaginar que la circulación arterial del pie se vea ampliamente disminuida. Con ello se producen importantes trastornos tróficos, es decir, de la "alimentación de los tejidos", incluyendo debilidad de la piel, sequedad y otras alteraciones de las uñas, el vello.
Además, la insuficiencia arterial no solo provoca un sufrimiento de las células y de los tejidos que las componen, sino que además implica que la respuesta inflamatoria, que también depende del flujo circulatorio, se vea disminuida. Las arterias son responsables de llevar los materiales necesarios para que un tejido se regenere, de modo que si se forma una herida, ésta difícilmente cicatrizará. A través de las arterias es como los medicamentos alcanzan las distintas partes del organismo, así que si un paciente diabético sufre una infección en el pie y el riego circulatorio está disminuido, el éxito del tratamiento farmacológico sistémico (por vía oral principalmente) se reduce potencialmente porque el medicamento llega con mucha dificultad a la zona en la que tiene que actuar, si bien debe instaurarse aun asumiendo el riesgo de que no sea eficaz. Por otro lado, el tratamiento local, es decir, sobre la misma herida, resulta fundamental aunque por desgracia, dadas las dificultades añadidas, no siempre sea suficiente.
Complicaciones de las úlceras
Las úlceras requieren todos los cuidados podológicos y médicos que estén al alcance del paciente, ya que no solo no se resuelven espontáneamente, sino que tienden a agravarse, llegando en muchos casos a gangrenarse, lo que obliga a ejecutar amputaciones parciales o incluso totales de las zonas afectadas. Se estima que las complicaciones derivadas de la diabetes son la principal causa de amputación no traumática en el mundo. La suma de falta de riego sanguíneo con la acumulación de toxinas derivadas del metabolismo infeccioso pueden facilitar la aparición de fenómenos necróticos; dicho de otro modo, pueden provocar que determinadas zonas de tejido mueran. Si ese tejido muerto no es eliminado correctamente puede provocar la liberación de toxinas en sangre que acaben por ocasionar una gangrena del miembro. La gangrena es subsidiaria de un único tratamiento posible: la amputación o la muerte (si es que alcanza el sistema circulatorio a niveles superiores).
Estas ulceras que se forman en los pies de los diabéticos, se clasifican según el grado de la afección y el tratamiento del mismo, va a depender del grado en que se encuentre la clasificación de la úlcera.
Nuestra recomendación es que siempre debe ser el tratamiento de elección la prevención: primero hacer un diagnóstico temprano de la diabetes; segundo, asistir a la consulta médica regularmente, hacerse los exámenes correspondientes, mantener la dieta adecuada, y hacer los ejercicios diarios y es muy importante la ingesta de líquidos.

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