martes, 8 de septiembre de 2015

LOS DONES QUE CAPACITAN A LA PERSONA



TUS DONES Y TU DESTINO.
Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot;…y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de cedes de Neftalí, y le dijo:¿no te ha mandado jehová dios de Israel, diciendo: ve, junta a tu gente en el monte de tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulon; y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregare en tus manos? Barac le respondió: si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré. ella dijo: iré contigo; más no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá jehová a Sísara, y levantándose Débora, fue con Barac a cedes.
Jue 4:4, 6-9
Introducción
Débora una mujer profetisa de Dios, reconocida por su autoridad civil, recibió el honor de la victoria en lugar de Barac.
La palabra de Dios dice que no debemos tocar a sus ungidos o hacer daño a sus profetas (1Cr 16:22:”No toquéis, dijo a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas”). Dios no solo declara que no toquen a sus ungidos ni hagan mal a sus profetas, también advierte que no debemos apagar su Espíritu (1Ts 5:19:”no apaguéis al Espíritu), pero en muchas mujeres, que como Débora, Dios ha llamado al ministerio, han sido “tocadas” por algunas personas, como afirma el ministro inglés Duncan Cambell, quién observó una gran manifestación del Espíritu Santo a través de las mujeres en una isla de Escocia, afirmando que cuando subestiman el ministerio de la mujer, ellas son perjudicadas y se apaga la obra del Espíritu a través de ellas. Y él piensa que lo que sucede es que la gente niega a las mujeres el derecho a ministrar, es más por prejuicio patriarcal que por doctrina escritural. Afirmando que lo que ha visto a través de los años es que los que se oponen al ministerio de las mujeres suelen ver que su propia obra se marchita y niegan a las mujeres el derecho que tienen a ser usadas por Dios en igualdad de condiciones que los hombres.
Dios ha capacitado a las mujeres igual que a los hombres, dotándolos a ambos de dones naturales y dones espirituales; así como los ha equipado para ejercer el ministerio para el cual han sido ambos llamados según su santa voluntad.

Don en griego es carisma, señala el resultado de una obra que hace el Espíritu Santo en un creyente, habilitándolo con alguna capacidad especial para el desempeño de una función en el cuerpo de Cristo. Ef 4:12:”a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.”
Talento. Según la RAE es inteligencia, capacidad intelectual. Aptitud para el desempeño de una ocupación o la realización de una cosa.
¿Puede dios usar a la mujer en el ministerio público?
A.   Dones naturales
1.    Son talentos recibidos desde la concepción de la persona, en la cual Dios tiene mucho que ver; ya que la Biblia en el Salmo 139, dice: Sal 139:1-6:”Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme. Has escudriñado mi andar y mi reposo,… Detrás y delante me rodeaste, y sobre mi pusiste tu mano…” Tal es el conocimiento de Dios sobre el hombre, como raza, y también a los cristianos, que nos conoce aún desde el vientre de nuestra madre, incluyendo hombres y mujeres.
2.    Formado y dotado desde las entrañas. En el vientre de la madre, ahí estuvo Dios pendiente de ese nuevo ser que nacería, no solo de su apariencia física, tipificada por el ADN de los padres, sino de que estuviera dotado de los talentos naturales, para su gloria y alabanza. Afirma el vs 13 del Salmo 139:”porque tú formastes mis entrañas, tú me hiciste en el vientre de mi madre.” Para darnos características a cada ser humano, muy particulares, como la singularidad de las huellas dactilares, el timbre de voz, el color de los ojos, el ADN, y talentos únicos a cada individuo. En el vs 14, dice que hemos sido hechos de manera formidable y maravillosa: Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado. Y mi alma lo sabe muy bien”. Al decir tus obras, se refiere a todas las obras de Génesis capítulo 1, en la que podemos mencionar que hizo al hombre y mujer como seres complementarios (Gén 1:27:”Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó), y no que hizo al hombre superior a la mujer, porque aunque en Génesis capítulo 2 dice que, primero hizo a Adán y luego a Eva,  eso tampoco  significa que el hombre sea superior a la mujer (Gén 2:7,20-24:”Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer en sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su legar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora huesos de mis huesos y carne de mí carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.”); no hay para Dios creación de primera y de segunda; la Biblia dice “que vio Dios que toda la obra de sus manos era buena en gran manera”. Y es evidente que la mujer fue formada para ayuda idónea no como un elemento circunstancial de segunda. Dice el salmista en el Sal 139:16:”mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar ninguna de ellas”. Es decir, Dios formó y dotó a ambos (hombre y mujer) por igual: formidables y maravillosos. Dios no formó a la mujer por necesidad ni por accidente; no porque no se hallara una parece para Adán, ni para que no estuviera solo, lo hizo porque ya estaba escrito en su libro. Nos diseñó y nos dio dones naturales, como las artes, la ciencia y otros más, para nuestro deleite y para su gloria. Y estos al igual que los dones espirituales son irrevocables; tal como lo dice Pablo en Ro 11:29:”Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios”. Esto es confirmado por el Sal 68:18:”Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos Jah Dios”, y Ef 4:8:”Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres”. Lo que hace evidente que Dios no hace acepción de persona, en cuanto a dones naturales y espirituales. Pero debemos tener bien claro que Dios no tendrá por inocente al culpable, por tanto, nunca va a ignorar el carácter y pecado de una persona no redimida; porque aunque el pecado no borra ni cambia el diseño original si desfigura a él mismo; y toda persona con talento puede tomar su decisión si servir a Dios con sus dones, para ser perfeccionados por Él, o corromperse por el pecado y corromper a otros.

B.   Dones espirituales
Débora al igual que muchas mujeres que menciona la Biblia fueron usadas por Dios para su gloria y honra. Y poseía dones naturales y espirituales: ella gobernaba Israel en tiempo de los Jueces, utilizando para el ejercicio de su gobierno civil todos aquellos dones naturales con que Dios la había dotado. Pero también tenía dones espirituales, como lo era el hecho de ser profetiza. Un don que Pablo en el libro de los Efesios, lo menciona dentro de los cinco ministerios (Ef 4:11:”Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros evangelistas; a otros pastores y maestros”). Y Débora quizás tuvo que enfrentar a una sociedad patriarcal; sin embargo ella gozaba del respeto de sus compatriotas, porque Dios había puesto en ella la gracia y el poder de su voluntad, a través del don de profeta. Ella retó valientemente a Barac, un varón guerrero, y le habló palabra de Dios, pero Barac se negó a ir a la guerra contra Sísara. Y Débora tomó entonces, el mando, diciéndole que iría con él a la guerra, pero que si ganaban, la victoria no sería de él sino de ella. Fue a la guerra en compañía de un hombre que era un general, y ella no subestimó la fortaleza y el poder de Dios, y reclamó lo que en justicia le correspondía, porque en mano de mujer Dios vendería al enemigo. Barac aceptó la exigencia de Débora, porque ella profetizó que la victoria sería de una mujer. Barac no se negó a capitanear el ejército israelí porque tuviera miedo o fuera cobarde; sino porque ese era el plan de Dios. Dios no tiene nunca un plan A ni un plan B; no es que la mujer va a desarrollar un don porque el hombre falló sino porque esa es la Omnipotente y perfecta voluntad de Dios.
Los dones espirituales son ministrados por el Espíritu Santo, Él los reparte de acuerdo a la medida de fe de cada creyente, y en ninguna parte de las Escrituras dice que son de uso solo para los hombres (1Co 12.11:”Pero todas estas cosas (dones) las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como Él quiere”. Es entonces, prerrogativa del Espíritu Santo, porque son impartidos para ministrar conforme a la necesidad de una persona o un grupo en particular.

C.   Los ministerios
Débora fue líder, profetiza y jefe de estado, antes que Israel tuviera rey. También fue inspirada por el Espíritu Santo para hablar la palabra de Dios, lo que la llevo a componer un cántico inspirado por Dios en el capítulo 5 del libro de Jueces. Otra mujer que se pudiera mencionar como poseedora de un ministerio fue Junia, líder a quién Pablo llamó apóstol con énfasis añadido); en Ro 16:7:”Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo”. A lo que muchos eruditos afirman que ella fue mujer apóstol.
Algunas de las oposiciones al ministerio público de la mujer, es tomada de la Biblia, la cual fue escrita en una marcada cultura patriarcal, de la época. Si bien es cierto que toda la Escritura es inspirada por Dios, también es el hecho de que Dios no opacó ni anuló la personalidad y los pensamientos de los hombres que escribieron las Sagradas Escrituras. Y en razón de esto debemos ubicarnos en tiempo y lugar para dar una correcta interpretación de las Escrituras. Es por ello que quienes defienden la tesis de que las mujeres no podemos ejercer un ministerio público argumentan que Jesús escogió como discípulo a 12 varones, que luego fueron apóstoles; y que no hubo ninguna mujer entre ellos, pero los que afirman tales cosas, parecen ignorar deliberadamente dos cosas; primero, que la Biblia dice que entre los discípulos habían mujeres que le servían, segundo, los judíos eran hombres de duro corazón, de férreas creencias culturales; y el Señor se los declaró en una oportunidad, cuando le hicieron una pregunta capciosa acerca del divorcio, a lo cual respondió que Moisés les permitió dar carta de divorcio “por la dureza” de sus corazones. Otra muestra del menos precio de los judíos por la mujer era que criticaron duramente al Maestro por haber sido ungido por una mujer, porque una mujer enjugó sus pies con su cabello y sus lágrimas, por estar hablando con una mujer samaritana. Porque ellos no aceptaban que un maestro hablara con una mujer; esa era la cultura en la cual los judíos se desenvolvían.
Otro de los argumentos más frecuente es lo que Pablo le escribe a Timoteo, 1Ti 2:12:”No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre sino estar en silencio”. La Biblia tiene verdades absolutas para to tiempo y toda persona en todo lugar; y tiene verdades relativas para un tiempo y un lugar. Por tanto, si la cita de 1Ti 2:12 fuese una verdad absoluta, entonces, la Biblia estaría llena de errores y contradicciones cuando dice que María glorificó a Dios en Lc 1:46-55, o en el capítulo 31:1 de Proverbios, donde Lemuel habla las palabras de la “profecía con que le enseñó su madre”; o cuando Priscila y Aquila llamaron aparte a Apolos para instruirle: Hch 18:26:”Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios”. Entonces el texto de Timoteo fue escrito para un tiempo y un lugar específico.

Conclusión
La mujer en tiempos bíblicos vivía en una sociedad patriarcal, llena de prejuicios, que normalmente restringía su rol femenino a la esfera del hogar y la familia; aunque unas pocas emergieron como líderes: Miriam, Débora, Hulda, Ester y otras.
Pero Jesús honró y glorificó a la mujer dándole el lugar que le correspondía antes de la caída del hombre; Él elevó la condición de la mujer, durante su ministerio y la formación de la iglesia como cuerpo. Gál 3:28:”Ya no hay judío ni griego; no hay ni esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque vosotros sois uno en Cristo Jesús”. No es que en este pasaje el apóstol esté borrando las diferencias en cuanto a capacidades y dones naturales, sino que como Pedro en su primera carta; 1Pe 3:7:”trantando a la mujer como a vaso más frágil y dándoles honor también como a coherederas de la gracia de la vida”.
Es por eso que las mujeres a quienes Dios nos ha llamado con un don espiritual para ministrar en la iglesia no debemos confundir baja autoestima con humildad, y citaré a Esdrás cap 10:4:”Levántate, porque esta es tú obligación;…esfuérzate y pon manos a la obra”.

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